¿Dónde, cuándo y cómo acariciar a un gato para hacerle feliz?
 
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¿Dónde acariciar a un gato? Todas las claves

Son muchos los cuidadores que se preguntan a menudo dónde acariciar a su gato, sobre todo después de que ocurran los típicos malentendidos con el animal y el gato lo acabe mordiendo.

Y es que, sí, a veces puede ser que la mala reacción del felino sea debida a no saber dónde o cómo acariciarlo. En este artículo exploraremos todo lo que necesitas para que las sesiones de mimos acaben bien.

Iremos más allá del dónde, y te explicaremos el cuándo, el cómo y el por qué. No solo tendrás puntos de referencia donde acariciar, sino que también entenderás mucho mejor a tu gato y mejoraréis vuestra relación.

¿Dónde les gusta a los gatos que les acaricien?

A los gatos les encanta que los acaricien alrededor de las glándulas faciales:

  • En la base de las orejas
  • Bajo la barbilla
  • Cerca de las mejillas

Fijémonos en que las glándulas faciales es la zona con la que los gatos suelen frotarse para marcar tanto su entorno familiar como sus amistades con sus feromonas. Es natural que les encante que los toquen ahí, porque les transmite esa sensación placentera y también está asociado a emociones positivas.

También hay otros puntos que a algunos gatos les pueden gustar (aunque no tanto), y que no tienen mucho que ver con las glándulas:

  • Costados del lomo, donde les gusta, pero toleran menos con desconocidos.
  • La base de la cola, zona sensible y agradable, pero peligrosa si tu gato es de los que arañan con facilidad.

Dónde NO les gusta que les acaricien

Piensa en todas las partes del cuerpo de un gato que pueden ser sensibles y que pueden hacerle sentir vulnerable si las tocas demasiado, descartando alrededor de las glándulas. Las zonas de máximo peligro, que deberás evitar sí o sí, son:

  • La cola
  • Las patas
  • Las almohadillas
  • La barriga (no caigas en la tentación de acariciar tu gato cuando está boca arriba, porque no te está invitando a hacerlo… es una trampa)

Pero… aquí no acaba el artículo. Poco importa que sepas los lugares en los que tu gato puede tolerar mejor las caricias, si no sabes que la intensidad, el contexto o el lenguaje corporal del gato también son esenciales para que la sesión salga bien. Todo es cuestión de analizar bien la situación y ajustarte, porque cada gato será diferente.

Lenguaje corporal del gato

Lo primero de todo, es saber interpretar las señales que el gato te da. Es posible que a un gato le pueda desagradar que lo toques en la barbilla porque ahí tenga alguna herida, y solo interpretando su reacción sabrás cuándo parar. Hasta es posible que detectes la herida antes de que se infecte, y te evites más de un zarpazo.

Signos de disfrute

  • El gato es el que inicia el contacto con tu mano
  • Ronronea
  • Amasa
  • Puede mover la cola, pero lo hace suavemente
  • Mantiene los ojos cerrados
  • Tiene las facciones relajadas
  • Las orejas están orientadas hacia delante
  • Te pide que continúes con las caricias, si en algún momento paras

Signos de rechazo

  • Se nota tensión en el cuerpo del gato
  • Tiene su cabeza u orejas (aplanadas), orientadas hacia la dirección contraria a ti
  • Rechaza el contacto físico
  • No ronronea
  • Se lame la nariz (señal de conflicto interno)
  • Parpadea mucho
  • Te mira fijamente
  • Se lame de manera repentina y con prisas
  • El pelo se le eriza
  • La piel de la base de la cola se le contrae
  • Agita la cola de forma brusca y exagerada
  • Te muerde
  • Aparta tu mano con alguna de sus patas (o la golpea)
  • Maúlla, como aviso, abriendo mucho la boca para enseñar los dientes

Después de conocer todo este repertorio de conductas, e irte fijando en las reacciones del gato, sabrás que en cuanto empiece a mostrar alguna señal de rechazo lo mejor es parar.

Normalmente, al principio te va a costar detectarlo, ya que los gatos suelen usar primero las señales más sutiles y difíciles de entender, como la tensión corporal, la orientación del cuerpo o la agitación de la cola. Si le estás haciendo daño en algún lugar, serán mucho más explícitos cuando te acerques a la zona sensible.

El contexto también importa

Al contrario de lo que ocurre con muchos perros, a los gatos no siempre les apetece una sesión de mimos. Por supuesto, habrá gatos que sean muy tolerantes, pero tienes que entender que no será así normalmente.

Para un gato es más importante el contexto en el que vive en ese momento, así como su relación con la persona que lo está acariciando. Por todo esto, el gato interpretará bien la situación y decidirá en qué momentos le apetece o conviene más ser acariciado. Hay tres precauciones esenciales que puedes tomar, más allá de observarlo atentamente:

Dejar de castigar

Una de las claves para mejorar la relación con el gato es dejar de utilizar el castigo como método de educación para el animal. No es solo que la relación entre el gato y la persona en cuestión pueda quedar mermada, sino que además se ha demostrado que el castigo en felinos no funciona.

De hecho, se ha visto que lo único que suele hacer es aumentar la ansiedad y el miedo, y hasta desencadena reacciones agresivas. El gato podría acabar estando mucho más a la defensiva contigo, siendo menos tolerante con las caricias.

No forzar la interacción

Si fuerzas a tu gato a empezar una sesión de mimos, lo más probable es que le provoque mucho rechazo. Los gatos son animales que prefieren escoger cuándo y cómo hacer las cosas, y normalmente este tipo de acciones no encaja nada bien con su carácter. Son animales, no muñecos, por muy monos que nos parezcan.

A veces, tu gato reaccionará mal cuando te le acerques, y tienes que entender que simplemente será un mal momento para acariciar al animal.

Un ejemplo muy común son las fiestas, donde hay mucha gente y quieres mostrarle tu gato a tus amigos. Lo más habitual es que el gato sienta ansiedad o miedo en ese momento y prefiera esconderse. Respeta su decisión, y no tendréis problemas.

Tener en cuenta cómo está el gato

Tu gato puede tener un mal día. Puede que haya algo que lo ha asustado hace escasos minutos, que alguna comida le haya sentado mal o que simplemente tenga ganas de dormir. La cuestión es que tú como cuidador tienes que ser capaz de observarlo, leer su lenguaje corporal y saber si le va a apetecer que lo acaricien o no.

Si tienes dudas, lo mejor que puedes hacer es preguntárselo directamente. Solo con acercar tu mano relajada a su cara, ya le estarás dando una pista sobre tus intenciones. A partir de ahí, él puede ser quien decida qué hacer: Si aceptar o rechazar las caricias.

La mejor manera de acariciar

Una vez hayas conseguido que tu gato acepte una sesión de caricias, no debes olvidar que la intensidad también es muy importante.

Vigilando siempre las reacciones del gato, en la manera de acariciar siempre es mejor quedarse corto que pasarse de la raya. Con esto, queremos decir que es preferible acariciar menos haciéndolo bien, a seguir haciéndolo y que tu gato acabe con un mal recuerdo de la sesión (tal vez provocando que la próxima vez tenga menos ganas).

Hay diferentes trucos más que podemos compartirte sobre el acariciado ideal:

  • Trátalo de manera tranquila y suave, nunca bruscamente. Piensa que es muy sensible y cualquier cosa se la podría tomar como una agresión.
  • Empieza siempre por la cabeza, donde más le gusta.
  • Acaricia a favor del pelo, no a contrapelo. Esto es más relajante para el animal.
  • Háblale a tu gato, que él oiga tu voz tranquila mientras le dices cosas y le demuestras tu cariño.
  • Usa productos que estén pensados para acariciar a tu gato, como el kong cepillo de goma. Piensa que la lengua de los gatos suele tener la misma textura, y es agradable para ellos.

En el artículo de hoy hemos explorado con profundidad dónde acariciar a un gato y todo lo demás que hay que saber. ¡Asegúrate de seguir nuestras instrucciones y seguro que tus próximas sesiones saldrán cada vez mejor!

Bibliografía consultada

  • Amat Grau, M., Camps, T., & Le Brech, S. (2017). Manual práctico de etología clínica en el gato. ​​Sant Cugat del Vallés: Multimédica Ediciones Veterinarias.
  • Gutiérrez, N. (2022) Mi gato tiene miedo, ¿qué hostias le pasa y qué hago?: Guía completa y amena para quitarle el miedo a tu gato. España: Publicación Independiente.
  • Hofmann, H. y Schanz, U. (2010). El lenguaje de los gatos. Barcelona, España: Hispano Europea.
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